Como
usuario habitual en menéame he logrado crearme un nombre gracias a
mi contribución informativa y bien documentada, así como por mis
serias reflexiones en mis comentarios.
Sin
embargo, solo algunas veces, un erudito intelectual “like me”
necesita tener otro tipo de distracciones. Con el paso del tiempo he
reparado en que un pasatiempo caralludo es reírse con usuarios de
esa web. Los hay de todo tipo y forma: usuarios ingeniosos, usuarios
muy ilustrados (si bien estos son aburridillos para lo que nos
concierne), usuarios tocapelotas, trolls del 15 e incluso algún que
otro borderline.
Pero
el usuario al que dedico este post es de otro palo, es la tronchadura
continua, dar vergüenza a lo grande es su fuerte. Ni Ramoncín
versionando a Nirvana lo hacía mejor.
Hace
ya un par de meses que le descubrí y fue un amor a primera vista:
era sublime verle dar lecciones de como se debe hacer un envío a
usuarios 20 veces más antiguos, así, sin cortarse ná, to palante:
“tu no tienes ni puta idea de hacer envíos porque lo digo yo, y si
no te gusta te insulto y pongo muchos emoticonos para dar más el
cante”.
Tras
esa primera toma de contacto con dicho espécimen en la jungla de
pendientes decidí que iba a ser divertido y le seguí la pista. Pues
¡bingo! acerté de pleno, ni un día tardó en insultar a todo dios
en el nótame. Acto seguido, debido a las protestas y negativos hacia
su persona adoptó la inteligente idea
(entiéndase en términos relativos, para una ameba)
de cambiarse el nick y fingir ser mujer (aunque en notas la neurona
le patinaba y hablaba como un tío). Nadie sabría quien
era y podría seguir dando por el culo.
En
días posteriores su comportamiento y enorme ego lo llevó a
conseguir el codiciado karma 20. Comenzó a vanagloriarse de ello
como si fuera el tamaño de su pene en reposo y a impartir justicia
divina en la cola de pendientes con sus negativos a envíos
Sus juicios de valor consistían en llamar "imbécil y mal
usuario" a un pobre meneante que enviaba una noticia
inocentemente sin saber que alguien había colado un PC en un
manicomio. Pues bien, ese fue su justo, predecible y patético
fin.
Pero
la historia no acaba ahí: como en las malas pelis, siempre hay
segundas partes más penosas aún. No tardó en regresar, usando
un usuario antiguo que tenía dormido, sudando en el placer culpable
de su venganza, soñando con la justicia de la sangre y el fuego,
preparando su escudo y su afilada Excalibur mientras preparaba un
plan infalible que nunca sería destapado.
El
tonto se autodescubrió en 2 días. Un usuario dormido que vuelve a
tener actividad después de que banearan a un inútil,
misteriosamente se comporta como dicho inútil y ataca a quien
atacaba dicho inútil, tiene por fuerza que ser el inútil.
Vuelta
a la rueda, a insultar y a ser puesto en evidencia, aunque en esta
ocasión trae gorro de papel de aluminio incluido, pues sus grandes
momentos han sido tal que así: "No sois nada sin el
grupoooooo", "Karmawhoreeeeeees", "La vida no os
da nadaaaaaaa", "Vuestros meneos son mediooocreeees",
"que sería de ti sin tus cloneeeeeeees", "voy a
contar lo que dices en privadoooooo" cuando hace apenas
un mes se estaba chupando los pezones mientras proclamaba su karma 20
al viento. En fin, da miedito.
Pero
ahora viene algo sorprendente, de pronto tiene la más maravillosa de
las ideas: -"voy a cambiarme el nick para que no me reconozcan
igual que hice la otra vez, que esta vez seguro que no se dan
cuenta". ¡Pero pedazo de lechuga! ¿no ves que los historiales
son públicos?
Y
así estoy yo, divirtiéndome como un enano, a veces le voto positivo
y todo, supongo que esos positivos confunden a su neurona principal y
necesita la ayuda de su otra neurona, esa que usa para no defecarse
encima, ¿pero que es un poco de mierdecilla en los calzoncillos si
con eso puedes descifrar el significado de un voto?
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